sábado, 2 de febrero de 2019

Pequeña Biografía del Padre Cícero

Daniel Walker
PEQUEÑA BIOGRAFÍA DE PADRE CÍCULO
QUINTA EDICIÓN AMPLIADA
Juárez del Norte
1999

 capa

CONTENIDO
Datos personales
ordenación
Llegada a Juazeiro
apostolado
milagro
Reacción de la Iglesia
Vida política
Encuentro con Lampião
importancia
bibliografía



AUTOR


Daniel Walker nació en Juazeiro do Norte, Ceará, es periodista, radialista y ejerce el magisterio como Profesor Adjunto de la Fundación Universidad Regional del Cariri-URCA. Es autor de varios trabajos sobre el Padre Cícero, entre los cuales: El Pensamiento Vivo del Padre Cícero, Historia del Padre Cícero en Resumen, Pequeña Biografía del Padre Cícero y Curiosidades Sobre Padre Cícero.

E-mail: walker@baydejbc.com.br




DATOS PERSONALES


Padre Cícero Romão Batista nació en Crato (Ceará) el 24 de marzo de 1844. Era hijo de Joaquín Romão Batista y Joaquina Vicencia Romana, conocida como Doña Quinô.

A los seis años de edad, comenzó a estudiar con el profesor. Rufino de Alcántara Montezuma.

Un hecho importante marcó su infancia: el voto de castidad, hecho a los 12 años, influenciado por la lectura de la vida de San Francisco de Sales.

En 1860, fue matriculado en el Colegio del renombrado Padre Inacio de Sousa Rolim, en Cajazeiras-Paraíba. En ese entonces, la inesperada muerte de su padre, víctima de cólera-morbo, en 1862, le obligó a interrumpir los estudios y volver a la madre y las dos hermanas solteras.

La muerte del padre, que era pequeño comerciante en el Crato, trajo serios aperios financieros a la familia, de tal suerte que, más tarde, en 1865, cuando Cícero Romão Batista necesitó ingresar en el Seminario de la Prainha en Fortaleza, sólo lo hizo gracias a la ayuda de la ayuda su padrino de crisma, el Coronel Antônio Luiz Alves Pequeño.




ORDENANZA


El Padre Cícero fue ordenado el 30 de noviembre de 1870. Después de su ordenación retornó al Crato, y mientras el Obispo no le daba parroquia para administrar, se enseñó Latín en el Colegio Padre Ibiapina, fundado y dirigido por el Prof.. José Joaquim Teles Marruecos, su primo y gran amigo.




LLEGADA A JUEGO


En la Navidad de 1871, invitado por el Prof. Semeón Correia de Macêdo, Padre Cícero visitó por primera vez el pueblo de Juazeiro (entonces perteneciente a Crato), y allí celebró la tradicional Misa del Gallo.

El sacerdote visitante, de 28 años de edad, estatura baja, piel blanca, cabellos rubios, ojos azules penetrantes y voz modulada causó buena impresión a los habitantes del lugar. Y la recíproca fue verdadera. Por eso, transcurridos unos meses, exactamente el 11 de abril de 1872, allí estaba, de vuelta, con equipaje y familia, para fijar residencia definitiva en el Juazeiro.

Muchos libros afirman que el Padre Cícero resolvió fijar morada en Juazeiro debido a un sueño (o visión) que tuvo, una vez, al anochecer de un día exhaustivo, después de pasar horas en el confesionario del campamento, él buscó descansar en el cuarto contiguo a la sala de clases de la escuela, donde improvisaron su alojamiento, cuando cayó en el sueño y la visión que cambiaría su destino se reveló. Él vio, según relató a los amigos íntimos, a Jesucristo ya los doce apóstoles sentados a la mesa, en una disposición que recuerda a la Última Cena de Leonardo da Vinci. De repente, adentra al lugar una multitud de personas cargando sus escasas pertenencias en pequeños muggles, a ejemplo de los retirantes nordestinos. Cristo, volviéndose hacia los hambrientos, habló de su decepción con la humanidad, pero dijo estar dispuesto a hacer un último sacrificio para salvar al mundo. Pero si los hombres no se arrepintieron rápidamente, acabaría con todo de una vez. En aquel momento, Él apuntó a los pobres y, volviéndose inesperadamente ordenó: ¡Y tú, Padre Cícero, cuídate de ellos!




APOSTOLADO


Una vez instalado en el pueblo, formado por un pequeño aglomerado de casas de taipa y una capillita erigida por el primer capellán Padre Pedro Ribeiro de Carvalho, en honor a Nuestra Señora de los Dolores, Patrona del lugar, trató inicialmente de mejorar el aspecto de la capillita, adquiriendo varias imágenes con las limosnas dadas por los fieles.

Después, tocado por el ardiente deseo de conquistar al pueblo que le fue confiado por Dios, desarrolló intenso trabajo pastoral con predicación, consejos y visitas domiciliares, como nunca se había visto en la Región. De esa manera, rápidamente ganó la simpatía de los habitantes, pasando a ejercer gran liderazgo en la comunidad.

Paralelamente, actuando con mucha austeridad, cuidó de moralizar las costumbres de la población, acabando personalmente con los excesos de borrachera y la prostitución. Restaurada la armonía, el pueblo experimentó, entonces, los primeros pasos

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